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Nuestras oraciones están delante de Dios

Durante mi lectura y preparación del estudio del libro de Apocalipsis, encontré unos versículos que me hizo recordar que tanto nos ama Dios. En el capitulo 8 versículos del 2 al 5 nos encontramos con una escena preciosa. Se que para los que nunca quisieron aceptar el sacrificio de amor de nuestro Dios para salvar a la humanidad ser volverán tiempos bastante difíciles.


Pero en esos versículos Dios hace una pauta ante los juicios que caerán sobre la humanidad incrédula. Hay un silencio exclamado en los cielos. Ha llegado un momento singular. Se abre una escena donde aparece un altar delante del trono de Dios. Lo que se vino a mi mente es para qué necesitaría Dios un altar en ese lugar.


Si recordamos en el Antiguo Testamento, en el libro de Exodo, Dios dio a Israel las ordenes para construir un tabernáculo donde se hicieran sacrificios para el perdón de pecados, para adorar a Dios a diario y un lugar para su presencia. El lo hizo con una visión hacia las cuestiones celestiales ( Exodo 30 ).


En el tabernáculo se tenia un altar de bronce y otro de oro. En el altar de bronce se hacia el sacrificio diario por el perdón de los pecados de cada persona del pueblo. Mientras que en el altar de oro se hacia un sacrificio de incienso a diario y solo una vez al año se ofrecía sangre de los sacrificios de animales para el perdón de pecados.


El que aparezca ese altar delante del Trono Divino no es una simple coincidencia, pues Dios le dio a Israel las bases fundamentales para poderse acercarse a El mientras Cristo aun no se presenta a la escena terrenal. Algunos estudiosos de la Biblia muestran algunos paralelos de lo que Dios hizo por nosotros en estos altares. Cristo una vez se presenta en la escena terrenal, muere y resucita se convierte en el altar de bronce. El se convierte en el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Una vez nosotros aceptamos ese sacrificio en nuestros corazones y abrimos nuestro ser (alma, cuerpo y espíritu) a Jesus, este nos hace aceptos para alcanzar ese altar de oro o incienso.


El altar de bronce esta antes de llegar al altar de oro o incienso. El altar de incienso estaba antes de llegar al lugar donde la viva presencia de Dios estaba en el tabernáculo. Estaba delante de la presencia de Dios.


Una vez Jesus limpia nuestras vidas cuando aceptamos su poderoso nombre en nuestras vidas, este nos da acceso a la viva presencia de Dios, a ese altar de oro o incienso delante de El.



Pero ¿Qué hay allí que lo hace tan importante? Es donde las oraciones de todos los santos están localizadas. ¿Quienes son todos estos santos? Recordemos que al aceptar el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, este nos hace aceptos a la presencia de Dios, nos perdona nuestros pecados y nos libera. Nos sella con su Santo Espíritu y nos volvemos Templo y morada de su Espíritu. Somos todos los que hemos abierto nuestro corazón a Cristo para que el viva en nuestras vidas.


En ese incensario estaban todas las oraciones de los santos. Tu oración y la mía. Todas las veces que hablas con Dios, que le pides misericordia y amor, todas las ocasiones en que derramas tu alma ante El, todas esas comunicaciones con Dios, están dentro de este incensario. A veces sentimos como que Dios no esta acá donde lo necesitamos, que no nos responde nuestras oraciones, que todo queda en un vacío, no sabemos a dónde se van esas oraciones.


Todas esas oraciones están delante de Dios, están almacenadas en ese lugar delante de El. Cada oración tiene un solo objetivo, traer la justicia Divina sobre la tierra. ¿De qué justicia hablamos?


El pecado se ha enseñoreado sobre el universo entero. Desde el momento que el enemigo engaño a la humanidad, nuestro universo ha caído en la desgracia del gobierno del pecado sobre la tierra. La injusticia a todo nivel es palpable. Como cristianos clamamos por alimento, por trabajo, por nuestras familias, por la enfermedad, por la paz en nuestro corazón y el mundo, etc. Cada petición es llevada delante de Dios.


Un día, como lo menciona el libro de Apocalipsis, Dios dará la orden de sacar ese incensario de oro, mezclarlo con incienso para que suba el olor agradable de todas estas oraciones, se mezclara con fuego para hacerlo potente y eficaz, y sera tirado hacia la tierra.


El propósito de este evento es de enorme significado. Una vez Cristo resucito de entre los muertos, este comenzó a ejecutar el plan de restauración universal hacia su Reino. Comenzar a desplazar el pecado, de su control universal, de sus consecuencias. Solo Dios lo puede hacer, pues El es justo. Ninguna filosofía o religión puede ejecutar el plan, pues solo Dios sabe como hacerlo. Solo El sabe quienes son aquellos que han sido sellados con la sangre del sacrificio de Cristo. Nadie mas que El puede ejecutar esa justicia.


Si, nuestras oraciones son escuchadas siempre, ninguna de nuestras lagrimas, de nuestros ruegos, quedan perdidos en el aire. Todos quedan colectados en ese incensario, para que un día Dios libera la justicia real sobre todo el mundo que nunca quiso acercarse a El.


Oremos siempre, pidamos por la paz de nuestros corazones, por el perdón que es necesario cada día, por su guía, por su amor. El conoce nuestras necesidades, pero El quiere escucharnos como un Padre de amor. El quiere abrazarnos y poder sentir su misericordia en nuestras almas. Es vital para nuestras almas, nuestra mente y espíritu. Nuestra fuerza radica en su fuerza, por eso necesitamos comunicarnos a diario con El.




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